“Sinners”, vampiros, sangre y mucho blues

“Sinners” sólo puede ser descrita como una verdadera genialidad vampírica, una obra que mezcla acción, suspenso, drama y blues, mucho pero mucho blues.

El director Ryan Coogler nos presenta lo que bien podría ser su propia versión de “From Dusk till Dawn” (1996), aunque mucho más ligera en el elemento terrorífico, pero compensada con un excelente manejo del suspenso y agregando elementos musicales que, lejos de desentonar, sirven como un excelente complemento para la brutal crítica social y racial que la historia contiene.

La trama se sitúa en los años 30 y sigue a dos hermanos gemelos (Michael B. Jordan), quienes, tras dejar atrás la vida de gángsters, regresan a su pueblo para abrir un bar en el que los esclavos puedan olvidar sus penas. Sin embargo, durante la noche de inauguración, el sitio es infestado por una horda de vampiros, por lo que aquellos que deseen sobrevivir deberán liberar una cruenta batalla.

Con “Sinners”, Coogler nos vuelve a dejar en claro que es posible contar una historia emocionante con elementos terroríficos sin olvidarse de una crítica dura y certera, pero, tampoco, sin llegar a lo radical. Por el contrario, el tema racial se maneja de una forma que fluye constante y sonante junto con una historia que presenta dilemas personales, familiares, políticos y sociales.

Todo esto, a través de un estupendo western vampírico que por momentos es una película de aventuras, a veces también musical y, por otro, de terror. Esto gracias a que mezcla una historia digna del viejo oeste entre dos hermanos que buscan rehacer su vida enfrentando a los demonios que consumen su alma, pero que, conforme avanza la historia, también deberán hacerles frente a aquellos que desean consumir su sangre…literalmente.

En cuanto al elemento vampírico, la película respeta todas las creencias clásicas alusivas a los chupasangre, respetando el mito entorno a su figura, fortalezas y debilidades. Además, si bien los seres de la noche tardan demasiado en aparecer, cuando lo hacen, lo hacen de forma implacable, atormentando física y psicológicamente a todos los personajes.

La música es un tema aparte, pues tan importantes como son los vampiros en el cine de horror, también lo es el blues en la historia negra y musical. Así, la música no sólo forma parte del soundtrack, sino del mismo desarrollo de la trama, presentándonos un par de increíbles secuencias casi oníricas que erizarán la piel de todo melómano.

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